lunes, 26 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Enseñanzas de esta aventura

La grandeza del Camino de Santiago


Enseñanzas del camino...
  • Hay que ir preparada, es decir, entrenar un poco unos meses antes de empezar la aventura.
  • No hace falta llevar tantas cosas como pensamos. Simplemente llevar lo indispensable.
  • Tener una mentalidad abierta es fundamental.
  • Hay que hacerlo sola, esto te permite descubrirte y hacer nuevas amistades.
  • No tener miedo a lo que vendrá. Si se va con una mentalidad positiva todo va a salir a pedir de boca.
  • Tómate las cosas como vengan. Un día es un día.
  • Llevar comida encima es imprescindible. Nunca sabes donde va a estar el próximo sitio donde puedas comer.
  • Vas a encontrar a alguien que conozca a alguien que te conozca a ti. ¡Eso seguro!
  • Dedica unos minutos a estar sola todos los días. Aprovecha para no pensar y en perder la mirada en el paisaje.
  • Vas a conocer a gente de mil lugares, con una vida diferente a la tuya. ¡Aprovecha la oportunidad de aprender lo máximo posible! 
  • Vas a compartir una experiencia inolvidable. El camino se ha realizado por infinidad de gente durante cientos de años.
  • Disfruta del camino. Disfruta de esta oportunidad. 
  • Empápate de la cultura local.
  • La gente se abre muchísimo. Te cuentan su vida, sus experiencias. Tu también lo haces y te das cuenta que todo el mundo tiene sus miedos, ha pasado por momentos delicados pero que todos superamos y vivimos la vida con una sonrisa en la cara.
  • La felicidad es disfrutar del viaje. La felicidad está llena de cosas simple.
  • Disfruta del andar, de la naturaleza, del rocío de la mañana, de los pueblos pequeños, de la comida y de las charlas con los locales.
  • Te va ayudar a darte cuenta de lo que te gusta y de lo que realmente valoras en tu vida.
  • La niña / el niño que llevas dentro se despertará con este viaje.
  • La sonrisa es el mejor remedio frente al dolor. 
  • Cualquier peregrino, por muy diferente que sea a ti, comparte algo contigo. Descubre su historia. 
  • Dejarse llevar y no programar todo es la mejor opción.
  • Y finalmente... El Camino de Santiago te deja con más ganas de Camino de Santiago.

domingo, 25 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Vuelta a casa

Santiago de Compostela - Chester

Meditando la última noche antes de llegar a Santiago me sorprendió el pensamiento de ver como la gente respeta muchísimo las cosas del resto de peregrinos y como todos nos íbamos alegrando de ir viendo que con los que nos hemos cruzado durante las etapas van llegando a los albergues. Son compañeros de viaje, gente que no conocíamos previamente, cuyas vidas son totalmente diferente a las nuestras, pero con los que compartimos el mismo camino. Pisan donde nosotros pisamos y nosotros donde ellos lo hacen. Previamente, lo han hecho otros, durante muchos siglos atrás. Muchos de los peregrinos son mayores, cosa que hace aún más interesante ver la capacidad de superación que todos tenemos.

El último día en Santiago cobra gran significado. Es día de reencuentros y de despedidas. Los chicos y Ana están en la plaza esperándome para entrar brevemente en la catedral ya que ellos tienen el vuelo a casa a mediodía y no pueden demorarse más. Me despido de ellos sabiendo con certeza que nos volveremos a ver. Ana y Pedro me regalan una concha de peregrina para que la lleve en mi próximo camino. Eso está más que hecho! Pero lo que me regalan es algo más profundo, me regalan su amistad, que va mucho más allá de cualquier cosa material, y ellos saben que tienen la mía.

Tras ver como esas 5 compañeros de viaje se van, esas personas que me han aceptado como una más durante estos días, regreso al interior de la catedral para asistir a la misa del peregrino. Se respira felicidad en el ambiente (además del humo del botafumeiro) y las miradas se cruzan en el espacio tratando de reconocer a los compañeros de viaje. Reconozco varias caras familiares de entre el grupo de gente a las que más tarde voy a saludar. Mis pensamientos divagan entre las palabras que el cura está diciendo y lo que veo. Mi ojo crítico con la iglesia no puede ocultarse y pienso en la cantidad de dinero que se mueve en este templo (perpetuamente en obras). Por ejemplo, el religioso confirma que el botafumeiro hoy se ha puesto en funcionamiento porque un grupo de peregrinos mexicanos han pagado por él la friolera de 500 euros. Estas cosas me sorprenden...

Dejando atrás "la experiencia religiosa" me embarco en lo que todo turista hace cuando llega a la ciudad: visitar los sitios destacados e ir de compras. Me encanta la comida y lo primero que hago es pensar en la comida. Mientras voy viendo las calles más significativas de la ciudad que no tuve tiempo de ver el día anterior también voy entrando en las tiendas y probando los manjares que se prestan a la vista y al gusto. Pero no solo de pan vive el hombre y acabo entrando en una tienda de souvenirs donde compro algunos recuerdos y detalles para los míos, que aunque estén a muchos kilómetros de distancia, siempre los tengo en mi mente.

El hambre aprieta y decido volver a probar suerte comiendo en el restaurante del día anterior. Al llegar, compruebo que está cerrado pero ¡cuan grande es mi sorpresa que en el restaurante de al lado me encuentro a mis amigas inglesas "happy camino" y al hombre alemán con el que anduve un rato el primer día! ¡Me encantan las sorpresas que este viaje me está ofreciendo hasta el último momento! Comparto mesa con ellos y hablamos sobre la experiencia entera de realizar el camino desde la frontera de Portugal hasta Santiago de Compostela. Todos confirmamos que ha sido una gran experiencia que merece la pena realizar al menos una vez en la vida y repetir, porque todos vamos a repetir. A mi me ha enganchado y me ha llegado a llenar más que cualquier escapada de unos días. Mis amigas "happy camino" comentan que si regreso a Londres y les digo que si. ¡Resulta que tenemos el mismo vuelo! Terminamos de comer y nos despedimos de nuestro amigo alemán para recoger las mochilas.

Es un placer compartir la vuelta a casa con Andrea y Jane (como así se llaman mis amigas "happy camino"). Resulta que viven en una ciudad muy cercana a Chester y ambas tienen hijas de mi edad. Es reconfortante ver que gente tan diversa puede coincidir en una cosa tan simple como es ANDAR. Andar por un motivo tan simple como disfrutar, como compartir, como realizar un trayecto que se ha realizado durante siglos. Andar por motivo religioso o no, para conocer una nueva cultura o pare experimentar nuevas aventuras. Compartimos vuelo, tren desde el aeropuerto hasta el centro de Londres donde nos despedimos para tomar nuestros respectivos trenes que nos devolverán a casa. Intercambiamos correos electrónicos pero durante todo el viaje no podemos dejar de reír y recordar los días en Galicia, los bares donde nos hemos cruzado, lo que hemos comido y bebido y la gente con la que hemos compartido momentos extraordinarios.

Finalmente, al entrar en mi casa, vuelvo a sentirme arropada por el hogar y aunque he disfrutado como una niña haciendo el camino también tenía ganas de volver a dormir en mi cama...

sábado, 24 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Sexto y último día del camino

Padrón - Santiago de compostela

Suena el despertador, bueno mejor dicho, la gente que ya hace un rato que se está moviendo me despierta antes que el despertador. Veo la hora y son las cinco y media de la mañana. ¡Madre mía que manera de madrugar! Se nota que es la última etapa y todo el mundo quiere llegar a la plaza de Obradoiro lo antes posible. Me levanto y cuando me estoy vistiendo me llevo un buen pisotón del "vecino de arriba" que se está vistiendo y no ve mi pie porque las luces siguen apagadas.

Increíblemente a las seis y media de la mañana estamos ya en marcha tras haber desayunado un simple café con leche y una magdalena. La gente está animada, es el último tramo y aunque falten fuerzas se sacan de donde sea. Salir tan temprano me reconforta, ya que puedo notar el rocío de la mañana, ese frescor que te carga las energías. Voy andando con Juan porque Ana, Jimmy y Pedro van más rápido y Manuel más despacio. Hablamos de nuestras vidas, de nuestras experiencias de las vivencias más profundas. Es de resaltar como en general la gente se abre tanto durante esta experiencia.

Andamos sin parar durante 18 km. No había ningún pueblo en el que parar a una cafetería, ni ningún sitio en el que descansar, ni nada por el estilo. Sólo pequeñas aldeas donde incluso las ventanas de las casas estaban cerradas a cal y canto debido a la temprana hora en la que vivíamos. Al final llegamos a las afueras de Santiago, primer recodo donde encontramos civilización y paramos en la cafetería del polideportivo municipal. Son las 10:30 - 11:00 de la mañana y llegamos antes que Ana, Pedro y Jimmy que se han perdido y han regalado 2km extra al camino por hacerles caso a uno "guiris" que llevaban un GPS y no han seguido las flechas... Mejor hacer caso a lo de toda la vida. Es todo un alivio llegar a la cafetería. Reponemos fuerzas con un buen almuerzo, cambio de ropa en el baño (me moría de calor con los pantalones largos) y una buena charla con el resto peregrinos. Ya estamos todos juntos de nuevo y salimos al ataque de los 6 últimos km para llegar a plaza Obradoiro.

El último tramo es de pendiente empinada y mis pies están ya muertos, pero, la energía que me da llegar al destino final junto a todos los amigos que he hecho aquí no se puede comparar con nada. Los últimos 3km empiezo a llamar a mi padre, mi hermana y mis mejores amigas. ¡Lo he conseguido! Me llena de satisfacción haberlo hecho. Estoy tan feliz... Ya quiero repetir la experiencia.

Entramos por el casco antiguo por "Rua do Franco", que aunque tiene el nombre del dictador español no tiene nada que ver. Según cuenta la historia la calle, o Rua en gallego, se llama así porque era por donde entraban los peregrinos que llegaban de Francia (los francos, entendidos bien como cualquier peregrino llegado a través de los Pirineos, como ‘hombres libres' o como ‘Nación Franca' - Rua do Franco). Esta calle está llena de restaurantes, hoteles y tiendas de souvenires para todos los turistas.


Finalmente, ¡llegamos a la catedral! Sonrisas, risas, abrazos, felicitaciones, fotos y finalmente dejar la mochilas al suelo, acostarnos y levantar los pies al aire para hacernos la foto con la catedral al fondo. Esta imagen no se borrará nunca de mi memoria.

El cansancio puede con nosotros y son las 12 del medio día. Decidimos ir al hostal a ducharnos, descansar y después salir a comer. Los chicos tienen hotel ya encargado y no había sitio para mi cuando llamé hace unos días, por lo que me quedo en un albergue que está muy bien y cerca. Tras reencontrarnos salimos a comer. Decidimos ir a comer de nuevo en un restaurante que Ernesto, el amigo de Jimmy, nos ha recomendado. ¡Increiblemente bueno! Está muy escondido pero tenemos que esperar para comer en Restaurante Entre Ruas. Merece la pena esperar por el festín que nos vamos a comer por un precio tan módico.

Con la barriga llena, los pies destrozados y el cansancio acumulado volvemos a descansar de nuevo para recuperarnos para la tarde/noche que vamos a gestionar la solicitud de la compostelana. Nos encontramos con Inés, la chica portuguesa y con la familia madrileña. Despedidas, fotos e intercambio de números de teléfono. Recordaré su sonrisa y la luz de su mirada. Cae la noche y vamos a ver el fútbol (final europea entre el R.Madrid y el Atlético de Madrid) mientras vamos de ruta para cenar.

De nuevo seguimos con los consejos del amigo y volvemos a comer increíblemente bien. Yo voy con mis chanclas porque no hay dios que se vuelva a poner los zapatos ruta por culpa de las ampollas y el dolor de la tendinitis pero aún así cuando terminamos de copas y bailando soy de las que más da. ¡Sólo se vive una vez!

Compartimos una gran noche todos juntos y además nos encontramos a unos hermanos americanos y otras dos chicas que van con ellos. Todos bailando, bebiendo, cantando y disfrutando del momento, porque el camino es mucho más que andar, mucho más que el momento interior, es compartir, es disfrutar, es descubrir...

viernes, 23 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Quinto día del camino

Caldas de Reis - Padrón

La etapa de Caldas de Reis a Padrón es muy bonita a cuanto a paisaje se refiere. Mucho verde, mucha agua y un poco de sol de cuando en cuando. La gente ya empieza a estar animada y se va hablando durante el camino. Llevo ya unos días sin tener un trozo de camino completamente sola o sin hablar mucho, aunque lo necesito, tampoco lo hecho mucho de menos porque me gusta conversar. El camino hoy se hace corto. Tengo las pilas de nuevo cargadas y lo que más anima es saber que ¡mañana estaré entrando en Santiago!

Llegamos a Padrón. La primera impresión es que el pueblo no es muy bonito pero cuando entras en la alameda y ves el río y el albergue la cosa cambia un poco. La alameda está coronada por ambos lados con dos estatuas, una de Rosalía de Castro y otra de José Cela, ambos escritores son de la zona. Al entrar al albergue me sorprende que es un caserón muy antiguo de piedra que está muy bien equipado para más de 40 personas (aunque por la noche descubrimos que los enchufes y las luces no funcionan tras las 10 pm). Dejamos nuestros trastos y vamos a comer que hay ¡mucha hambre!

En la alameda hay dos bares pero entramos en uno en el que nos encontramos a la familia de madrileños y a las dos chicas portuguesas. Inés, una de las portuguesas, ¡me da un abrazo que me llena el corazón! ¡Qué alegría verla! Nos sentamos todos juntos, los madrileños, ellas dos, mis amigos andaluces y yo. 

Después toca descansar, pero hace tal sol fuera que decido sentarme a disfrutar de lo poco que lo he visto. El resto van al centro a ver Padrón y tomar una birras. Yo disfruto de mi soledad por unos momentos y escribo mis experiencias. Más tarde me uno a ellos (llevo chanclas porque las ampollas me matan, una nueva ha salido hoy y creo que tengo tendinitis. Cosas normales del camino pero que no me impedirán entrar en la plaza de Obradoiro mañana). En el bar, nos encontramos de nuevo a las dos inglesas, que nos comentan que todo el mundo las llama "happy camino", con lo que pienso, ¡que tienen toda la razón! Qué felicidad de mujeres.

Cenamos en el mismo bar y volvemos al albergue a descansar pronto que mañana hay que madrugar. Es la última etapa y hay ganas de llegar pronto a Santiago y disfrutar lo máximo de la ciudad. 

El Camino de Santiago está siendo una experiencia extraordinaria, de desconexión total. Se trata únicamente de caminar, ese es el objetivo diario con el que te levantas cada día. Solamente se piensa en dar un paso más para llegar al destino de la etapa. Ni móviles, ni trabajo, ni familia, ni coches, ni estrés. Todo se centra en llegar de un punto a otro y disfrutar del camino y de las aventuras que se presenten.

jueves, 22 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Cuarto día del camino

Pontevedra - Caldas de Reis

Salida tardía de Pontevedra. Al disfrutar de la noche no se puede madrugar, pero también se agradece estar unas horas más en la cama y desayunar como reyes en el hotel. ¡Hoy no llueve! Como se agradece esto porque el día anterior llegamos diluviando. Ver Pontevedra de día y con la luz del sol es un placer. ¡Vaya ciudad más bonita! Andamos de nuevo por el casco antiguo y volvemos a ver las casas señoriales con sus balcones adornados con plantas y una fachada adornada con las caras de los dueños talladas en la piedra. Dejamos atrás la estatua de Valle-Inclán (dramaturgo español que me cautivó en el instituto con la obra teatral Luces de Bohemia) y el centenario cedro en una de las plazas. Cruzamos el río Lérez con un sol que calienta el alma pero las nubes empiezan a hacer acto de presencia... unos kilómetros más adelante volverá a llover.

El cansancio me persigue hoy. Entre que ya es el cuarto día de andar, que las ampollas salen y salen sin parar (a pesar de remedios como vaselina, pincharlas, betadine... aparece una por día) y el alcohol de la noche anterior, hoy estoy muy pero que muy cansada. La etapa de hoy no es difícil, no hay subidas extremas como el día anterior ni trozos difíciles. Andando llegamos a una zona boscosa por la que cruzamos la vía del tren, pero seguimos escuchando la autovía de fondo (algo que no me está gustando de este camino porque pensaba que sería más rural).

A mitad de camino tengo que parar porque estoy muy cansada y tengo la tensión baja. Me da un mareo y decido comer algo de dulce. La tónica del día va a ser esta. Tengo que comer o beber algo con azúcar. Menos mal que unos metros más adelante hay un bar como nos dicen Pedro, Jimmy y Ana por teléfono. Manuel y Juan están conmigo y les llaman para decir que estamos parados un momento. Nos aconsejan que andemos un poco más para llegar al bar y comer. ¡Bendición! Una Coca-Cola y un buen bocadillo me cargan de energía y me suben el ánimo. La gente del bar es muy maja. Como siempre nos cuentan las historias del resto de peregrinos y la de los vecinos. Hay una escultura de piedra en el jardín de la casa de enfrente que nos llama la atención. Se trata de una piedra cilíndrica que rueda. El dueño del bar nos dice que el coste de la escultura es de 60.000€, lo que me lleva a pensar que no entiendo nada de arte moderno porque no veo ni el gusto ni la inversión detrás de esto.


Seguimos el camino y andamos sin parar hasta llegar a unas cascadas, donde la lluvia ya ha vuelto a hacer acto de presencia. Las conversaciones del camino se hacen más profundas y compartimos momentos vividos con un denominador común. Me doy cuenta que todo el mundo pasa por malos momentos pero que surgimos de nuestras cenizas para afrontar la vida de nuevo.


El hambre aprieta y no hay ningún restaurante a la vista. Preguntamos a una mujer y nos dice que está cerca. ¿Cerca? ¡Será en coche porque andando tardamos más de 45 minutos en llegar! El restaurantes o mejor dicho, bar de carretera Casa Carote ofrece bocadillos y sopa del día. Un manjar para esta bocas que se encuentran salivando como el perro de Paulov ante el simple olor que sale de la cocina.

Recuperamos fuerzas en Casa Carote junto a nuestra amigas las inglesas que van más que contentas con el vino y el orujo que el dueño del bar ofrece sin parar, sintiéndose orgulloso de producción casera. Reiniciamos el camino para hacer 2km más para llegar a Caldas de Reis, con la barriga llena, los pies destrozados y pensando en una ducha reconfortadora. Menos mal que nos quedamos de nuevo en un hotel, reconvertido en hostal en el que tenemos habitación y ducha para nosotros 6. Según el resto de peregrinos en albergue de Caldas es el peor por ahora. Nosotros, nos organizamos bien para comprar la cena en el super de enfrente y disfrutar de unas largas horas de charla antes de ir a dormir de nuevo...

miércoles, 21 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Tercer día del camino

Redondela - Pontevedra

Tercer día, ecuador de mi aventura en el Camino de Santiago, y definitivamente me he unido al
pequeño grupo de amigos andaluces. ¡Me lo estoy pasando tan bien con ellos! ¡Qué risas! y que alegría de vivir. 

Salimos tarde, casi los últimos del albergue. Acabo de romper uno de mis propósitos que era el de levantarme pronto y empezar el día mejor, pero la verdad es que hasta ahora había llegado muy pronto al albergue y también es bueno levantarse con fuerzas renovadas y bien descansada. 

Mientras andamos el grupo se divide según la velocidad a la que andamos. Yo voy andando con Ana pero llega un momento en el que ella necesita ir más rápido y me quedo sola. Disfruto del camino atravesando el bosque sin hablar con nadie y el silencio me permite oír los pájaros y como la lluvia cae. Lo disfruto pero también he de decir que está siendo un día complicado porque el camino es todo cuesta en la montaña. ¡Qué cansancio!

Andando y andando sin parar porque no hay ni un bar en el que poder almorzar hasta que llego a una casa particular donde el propietario había habilitado el garaje como "estación de peaje" del peregrinaje. Ahí están la mayor parte de la gente con la comparto el camino, a parte de mis amigos andaluces, estén la madre y el hijo alemanes, el grupo de madrileños, los italianos, las inglesas, los americanos, mi amigo canadiense... todo el mundo está aquí y además van llegando el resto. Comemos, bebemos, reímos y tomamos unas fotos para el recuerdo :)

Llegamos a Pontevedra. Este último tramo si que lo hemos hecho todos juntos y decidimos ir a quedarnos a un hotel en vez del albergue porque queremos disfrutar de la ciudad por la noche y en albegue cierran a las 10. ¡Todo un acierto! Tras un descanso merecido salimos a conocer a la ciudad con un amigo de Jimmy que nos mostró los entresijos de callejuelas e historia mientras hacíamos las respectivas paradas en bares y tabernas (porque eso también es cultura... y ¡vaya cultura!).

La noche fue llegando y nuestras bocas se colmaron con vino, queso, marisco y carne de esta magnifica ciudad. ¡Gocé como una niña! Terminamos tomando una copas con cierto aire inglés moderno. Cómo os podeis imaginar la noche se alargó y al día siguiente levantarse de la cama fue toda una odisea...

martes, 20 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Segundo día del camino

O Porriño - Redondela

Segundo día del camino. Empiezo la marcha temprano. Aprovecho los primeros rayos del sol para
andar y disfrutar del silencio y la temperatura fresca de la mañana que tanto me gusta. Andar y andar, reflexionar y ver lo que me rodea, además, del amanecer entre las montañas.

Mientras ando me cruzo con "Way", un canadiense de origen asiático con el comparto unos kilómetros mientras reflexionamos de la vida. Es un experto ya en esto del camino porque hizo el camino francés entero en tan solo 20 días y cómo le sobraba tiempo decidió hacer el portugués. ¡Qué fiera!

Sigo el camino sola porque él para a hacer un café, pero pronto me encuentro con Inés y Susana (unas portuguesas que conocí en el albergue la noche anterior). Inés es muy risueña y agradable. Siempre está contenta y al final del camino compartimos unos emotivos momentos junto al resto de compañeros. El vínculo que se crea con la gente durante el camino es algo que no se puede explicar.

Esta etapa está llena de subidas y bajadas por medio de aldeas y campo. Una de las vistas más bonitas que recuerdo es la de ver la ría de Vigo a lo lejos. Pero también, me sorprende la hermosura de Redondela al llegar. Pequeña ciudad en medio del valle, bañada por un pequeño río con una bella alameda y con dos acueductos, uno de ellos rehabilitado para ser la vía del tren. 

Llegamos temprano y el albergue está cerrado, por lo que aprovechamos para hacer un poco de turismo. No estoy cansada pero la primera ampolla hace acto de presencia (no me van a abandonar desde este día y se van a ir sumando a una por día hasta llegar a Santiago, donde mis pies ya sufren de tendinitis). 

Redondela, primer vistazo y ya me tiene enamorada. Vuelta por el mercado central estampado de paradas de pescado, verdura y pan. Coincidimos con el festival de títeres y la gente local se mezcla con los "perro flautas" y los peregrinos, que para el caso, por las apariencias nos pueden meter en el mismo saco tanto a ellos como a nosotros. 

Después de comer la mejor comida hasta el momento y por sólo 3,50€ (un plato combinado a rebentar de verdura y carne) llegamos al albergue y coincido de nuevo con Pedro, Ana, Manuel, Juan y Jimmy. Desde ese momento hasta el final de mi aventura ya no me suelto de ellos. Gente enormemente feliz y con la que compartir estos días se hace muy especial. 

Tras descansar un rato, los 5 andaluces y la alicantina nos vamos andando a la playa (para variar y no perder la costumbre). Disfrutamos de una cervecitas, de un paseo por la arena, del olor a mar (que tanto echaba de menos) y de la lluvia. Las vistas son espectaculares. Isla de San Simón y al fondo a lo lejos, las islas Cíes. 

Para terminar la noche... "rua vieja" con hielo. Y yo pensaba que me abstendría del consumo alcohólico durante el camino... jajaja. ¿Quién se quiere perder los placeres gallegos con tan buena compañía?

¡Y el camino sigue al día siguiente! 

lunes, 19 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Primer día del camino

Valença do Minho - O Porriño


Primer día de camino, primer día de reto. Despertarse temprano para coger el autobús que lleva al pueblo que linda con España, Valença do Minho y tal y como dice el nombre está en la orilla del río Minho. Increíble pueblo, precioso con ganas. Fortaleza portuguesa con vistas a fortaleza española, Tui. Los primeros instantes voy andando como una niña descubriendo un nuevo mundo, buscando un lugar donde poner el primer sello de la credencial y siguiendo las fechas amarillas que indican la dirección a la que llegar a Santiago (un ciclista me indica que las flechas azules son las llevan a Fátima).


Me sorprende ver tanta gente mayor andando con mochilas en la misma dirección en la que yo voy, alemanes principalmente. Coincido con un señor de Düsseldorf y caminos unos minutos juntos pero quiere detenerse en la catedral y rezar un rato. Sigo mi camino, nunca mejor dicho. Me encanta andar por el bosque y el campo. Es todo increíblemente rural. Campos de cultivo, gallinas, casas de piedra, riachuelos y musgo. La lluvia me acompaña pero con calor. Estoy en medio de la nada.

El hambre aprieta y después de andar durante varias horas busco un bar o restaurante. El único que hay alrededor y donde la única clientela son los peregrinos. Coincido con los que van a ser mis amigos y con los que voy a compartir el camino y muy buenos momentos. Pedro, Ana, Jimmy, Juan y Manuel, andules y con los que casualmente tenemos conocidos en común de Jávea. ¡El mundo es un pañuelo! No podía imaginarme esto y que sería uno de los mejores viajes de mi vida. También conocí a Andrea y Jane, dos inglesas de Sheffield muy cachondas, aunque no será hasta al cabo de unos días cuando empecemos a hablar y hacer amistad.  

Tras comer sigo el camino y llego al albergue. Se nota el cansancio pero no me ha salido ninguna ampolla. Toda la gente va llegando poco a poco y las literas se van llenando. Las botas, los bastones de andar y las mochilas se amontonan en las habitaciones. Conversaciones sobre la etapa de hoy y los motivos por los que realizar esta aventura. Me siento llena de energía y motivada para el siguiente día :)

domingo, 18 de mayo de 2014

Camino de Santiago - En tierras Gallegas

Vigo, llegada a Galicia

Ya estoy en España. Primera noche en tierras gallegas. Todo un día de viaje entre autobús y vuelo. Se ha hecho raro subir al avión, ir por la calle, en los bares, etc y hablar con todo el mundo, con cualquier desconocido en castellano. Estoy puesta ya a dirigirme en inglés... También me he vuelto a sorprender (como siempre me pasa) a los precios tan baratos comparado con Reino Unido y sobre todo, volver a una gran ciudad española, con los edificios de pisos altos, ruido, gente, las calles llenas de coches y atestadas de tiendas de ropa de marcas que todos conocemos.

Me ha encantado entrar en el típico bar de toda la vida con las mesas y sillas de hace mil años, la barra llenas de tapas y con servilletas de "papel de fumar" en el suelo. Entrar y pensar "aquí seguro que como bien y barato". ¡No me equivoqué! Bocadillo de calamares impresionante. ¡Que gustazo por favor!

He venido con la actitud muy abierta. Conocer gente, hablar con todo el mundo y compartir la experiencia. De por sí, yo ya soy una tía que habla y me dejo llevar pero en esta aventura voy a darlo todo. Me ha encantado darme cuenta que muchísima gente te ayuda y cuando les dices que vas a empezar el camino te dan ánimos y mucha suerte. La frase de típica "te va a enganchar". 

Primera impresión de Galicia... es muy rural.

sábado, 17 de mayo de 2014

Camino de Santiago - Preparativos

Chester, días antes de empezar

Lo tengo todo preparado. Ya he visitado todas las páginas web con información útil sobre el camino de Santiago. Guías imprimidas con lo más importante subrayado. Itinerario decidido, albergues, hostales, trenes, buses y vuelos preparados. Todo muy programado.

Los nervios llevan unos días sin dejarme descansar como toca. El primer viaje de placer que me voy sola, mochila al cuello. No saber que verás, a quién conocerás y cómo reaccionarás a tantas horas de andar y de soledad. 

En el tren de Chester a Londres voy pensando que aquí estoy, con la mochila a los pies, sin ser consciente aún de la aventura que voy a vivir, de lo que implica andar con este bulto en la espalda durante tantas horas. No he entrenado lo suficiente pero se que lo lograré, porque por ahora, si me he propuesto algo nunca me he fallado a mi misma. ¿Sentiré dolor? Seguramente si... pero así se aprecian después las cosas mejor. Hay gente que me ha dicho que estoy loca, pero ¿qué es la vida si no? Solo se vive una vez y no me quiero perder nada. 

jueves, 1 de mayo de 2014

¡Cumpleaños feliz!

Ayer cumplí 29 años.
Otro año más donde tu no estabas,
pero esta vez te recordé tenuemente.
Tu recuerdo cruzó mi mente,
pero no hubo tristeza,
si no más bien felicidad.

No se si será porque no estoy en Xàbia,
o porque ya es el tercer año sin ti
pero no sentí dolor al recordarte,
no hubo abatimiento.

Sonreí, sonreí muchísimo,
mi gente me felicitó,
tanto los que tengo a mi lado
como los que están lejos.
Celebración informal incluida
y regalos inesperados.

Fue un gran día,
de los que me gustan a mí,
aquellos que no planeas
pero que compartes con la familia que elijes,
es decir, con los amigos.
Desde aquí os doy las ¡gracias!

Y a mi madre,
a la que siempre recuerdo,
se que me bendices todos los días.

Y a mi padre,
que aunque estés lejos
y tengamos nuestras disputas,
me gustó escuchar que felicitases un año más.